Golpe de Estado y vida cotidiana

Como serán ahora tus calles
Si te robaron las noches
En mi ciudad murió un día
El sol de primavera
A mi ventana me fueron a avisar

El golpe de Estado alteró las rutinas de la vida cotidiana. Obligó a
redefinir las naciones de tiempo y espacio. El toque de queda aprisionó
tanto el espacio como el tiempo. Los sujetos, que se movilizaban por la
ciudad ya sea en grupo o en forma individual, deben redefinir su estar
en la sociedad. El miedo y el temor se hacen parte de la vida cotidiana.
La ciudad queda vacía y a merced de las fuerzas represivas. Los
detenidos sufren las torturas y en no saber qué pasará mañana con su
situación.

El silencio se impone como forma de sobrevivencia. La oralidad queda
en suspenso. “… la palabra es un goce y provoca oportunamente la
sensación primordial de existir de a muchos y de descifrar el mundo
gracias a ella” (Farge, 2008: 177). El ir a comprar a la feria o al negocio
de la esquina, se hace en silencio o al menos con palabras acotadas. El
cuerpo habla, a través de la mirada. La voz opta por el hablar en breve.
El habla se coloniza, mediante el miedo. Es el momento para el rumor.

2
Y de todo tipo, los esperanzadores y los fatales. La palabra traición
adquiere realidad. El primero fue Pinochet, pero dentro de la izquierda
los hay también. Se especula quien era el infiltrado.
 
Las calles y la vecindad se cierran. Lo que días antes era bullicio ahora
es silencio. Pero no es el silencio, por ejemplo, de la semana santa. Este
es un silencio de sobrevivencia, de miedo y de temor.
 
Golpe de Estado: una nueva chilenización

El golpe de estado cívico militar del 11 de septiembre de 1973, más allá
de las consideraciones políticas motivado por el ascenso del movimiento
de masas y por el miedo de las clases dominantes ante una eventual
pérdida de sus intereses, puede ser visto, en el caso del Norte Grande
de Chile, como un nuevo proceso de chilenización. Proceso iniciado
como consecuencia de la guerra del Pacífico (1879-1883) cuyo objetivo,
a grandes rasgos ha consistido en crear una nueva subjetividad y un
nuevo imaginario regional. Este proceso ha sido descrito por la historia
regional (Van Kessel, 1980, entre otros) y no ha estado exento de
hechos de violencia (González, 2002). La escuela entre otros aparatos
del Estado ha sido clave en la estrategia de “desandinizar” lo que antes
fue el sur peruano y ahora Norte Grande (Podestá, 2022).

Estas miradas tienden a ver este proceso impuesto desde arriba, y
supone una adhesión pasiva a estos nuevos contenidos. En otro trabajo
desarrollamos la idea de la creación de una nueva identidad nacional,
pero que convive con una identidad regional (Guerrero, 2016). Lo
anterior basado en la acción creativa (Joas, 1998) que consiste en la
capacidad innovadora, en este caso de la sociedad civil, para resignificar
y crear espacios propios. A diferencia de la mirada tradicional sobre el

3
proceso de chilenización que ve a la escuela como una entidad
hegemónica que parece actuar sin contrapeso. La dialéctica escuela y
barrio nos sirve para ilustrar lo anterior. La primera es la que dota al
estudiantado de las ideas claves de la nación, desde la definición de lo
chileno y los símbolos que le acompañan: paisaje, sonoridades, héroes,
leyendas, etc. El barrio, por otro lado, suministra elementos de la
cultura local, como los saberes campesinos, el peregrinaje a la fiesta de
La Tirana y a San Lorenzo, por solo nombrar dos. Weber (1976) en su
investigación sobre el campesinado francés estudia en profundidad la
idea de cómo se llega al nacionalismo francés, articulando la escuela,
con otras instancias formales, que traerían como consecuencia la
creación de “mente y corazón” que tiene como referencia París, como la
imagen de la ciudad moderna, per se.

Lo anterior se complementa con la idea del enemigo interno. Derivado
de la Doctrina de Seguridad Nacional, y bajo el rótulo de comunistas, se
engloba a aquellos que portan ideas de izquierda, desde cristianos hasta
marxistas.

La breve caracterización de la Doctrina de la Seguridad Nacional que
aquí presentamos tiene una doble finalidad. Primero, reseñarla como
uno de los rasgos típicos del Estado Autoritario en Chile, que
fundamente y legitima su quehacer social.

Frecuentemente la “seguridad nacional”, aparece como el principio
invocado por los regímenes militares en el momento de la ruptura con el
sistema político vigente.

4
Lo esencial de esta doctrina es la confrontación inevitable y total de
civilizaciones. El mundo es el escenario de la lucha entre dos
civilizaciones: la comunista contra la occidental y cristiana. Entre ambas
no cabe ni el acuerdo ni la coexistencia pacífica. Hoy día el dilema es
quién logra vencer en esta lucha.

Este choque de civilizaciones repercute en toda y cada una de las
sociedades nacionales, porque las fuerzas de ella están repartidas a lo
largo de todo el mundo. En cada país, se expresa esta lucha de
civilizaciones, es una guerra interna. Corresponde a las Fuerzas
Armadas, cumplir la misión de vencer al enemigo interno, para ello toda
la vida del país debe subordinarse al factor militar. La democracia, típica
del Estado de Compromiso, resulta una debilidad por cuanto ha
permitido la infiltración del enemigo. La desmovilización y la represión,
la violación de los derechos humanos y la promesa de una “democracia
protegida”; son sus elementos característicos.

La primera chllenización en Tarapacá tuvo como propósito, entre
muchos otros, desperuanizar las nuevas tierras ocupadas. Detrás de
este proceso había un socavado interés por desandinizar estos
territorios marcados por la presencia indígena. El indio era el enemigo
interno. La explotación del salitre, al atraer población del todo el mundo
y en especial del centro y sur de Chile, ayudó a minimizar o invisibilizar
a los hijos de la Pachamama. Eran indios, pero además lo eran de Perú y
de Bolivia. La fiesta de La Tirana, entre otras, servía para exhibir una
mentalidad y corporalidad que el invasor no conocía. Su aliado la iglesia
católica, los catalogó de paganos. En la ciudad se reemplazó el nombre
de las calles del tiempo de Perú, por nombres de los héroes de la guerra
del Pacífico. Lo mismo aconteció con el nombre de clubes deportivos,

5
entre otros. Huancavélica lleva ahora el nombre del General Baquedano.
Tacna trocó en Obispo Labbé. Y la lista es larga.

Con el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, se inicia una
segunda chilenización. Esta vez el enemigo interno son los que adhieren
a los postulados de una izquierda marxista y otra de tipo cristiana que
creen en la posibilidad de construir una sociedad socialista con medios
pacíficos.

Se trata de “extirpar el cáncer marxista” según la expresión del
integrante de la Junta de Gobierno Gustavo Leigh. Y para ello se
movilizará una tremenda máquina de aniquilación sistemática sobre
quienes adhieren o simpatizan con el gobierno de Salvador Allende. El
Norte Grande sufrirá la represión de modo singular. La explotación del
salitre, generó en el país un polo proletario en una nación básicamente
agrícola. Las matanzas obreras, la del 21 de diciembre de 1907, por sólo
nombrar una, es un hecho que nos señala la existencia de una clase
obrera organizada y consciente de sus derechos. El pampino se
constituyó en una referencia para el movimiento obrero chileno.

Lo anterior significó una persecución que se tradujo en arrestos,
fusilamientos, tortura y la reapertura de Pisagua como campo de
concentración. Aplicación de Ley de Fuga, Consejos de Guerra
funcionaron al margen de la ley. El encuentro de los 21 cuerpos en la
fosa clandestina de Pisagua, significó objetivar el horror.

En forma paralela esta segunda chilenización trajo consigo la creación
de nuevos imaginarios urbanos. Al igual que la primera fase de
expansión del Estado chileno, se rebautizaron las calles. El pasaje Luis

6
Emilio Recaberren pasó a llamarse Los Capitanes, la avenida Elías
Laferte se le denominó Avenida Soldado Pedro Prado. Y el pasaje
Ernesto Che Guevara paso a llamarse Pedro de Valdivia. El alcalde
interino la época Teniente Coronel Juan Bautista González Cabello,
emite el Decreto N° 839 en la que se procede a cambiar el nombre de
las unidades vecinales. Es el 29 de septiembre de 1973:

Unidad Vecinal N° 13 “Villa Soria” por “11 de septiembre”.
Unidad Vecinal N° 50 “Luis Emilio Recabarren” por “Almirante Gómez
Carreño”.
Unidad Vecinal N°47 “Salvador Allende” por “Rubén Godoy Morales”.
Unidad Vecinal N° 40 “José Santos Paz Álvarez” por “Capitán Hernán
Trizano”.

En el plano de la vida cotidiana, se instala la desconfianza y el temor. El
Otro, vecino del día de ayer, se podría haber convertido en delator o
soplón. Las estructuras barriales como los clubes deportivos entraron en
receso obligado. El toque de queda, fijó las coordenadas de nuestros
desplazamientos. El pelo largo era señal de jipismo. Hubo redadas en
contra de esos jóvenes y en el espacio público se les cortaba la
cabellera. La conocida discoteca donde bailaban los jóvenes de la época
“Don Sata” se clausura. La razón está esgrimida en el Decreto Municipal
Nº 828, del 28 de septiembre de 1973: “que se ha podido establecer
que el funcionamiento del Cabaret “Don Sata”, atenta contra la moral y
las buenas costumbres de la juventud; lo dispuestos en los bandos 12,
Nº IV y 41, fechados el 12 y 20 de septiembre respectivamente, se
decreta: Procédase por parte del Departamento de Rentas e Inspección
Municipal a la clausura inmediata del Cabaret “Don Sata” de propiedad
de la Suc. Luis Astorga Albis, ubicado en calle Aníbal Pinto Nº 535, de

7
esta comunidad”. Firma el alcalde interino, Teniente Coronel de
Carabineros Juan Bautista González.

En las noches, el desplazamiento de camiones a velocidad reducida
aumentaba el temor de que golpearan tu puerta.

Los partidarios del golpe de Estado, se sumaron a la campaña por la
“Reconstrucción Nacional”, donando joyas y anillos de matrimonio. La
gente entregaba sus bienes más preciados.

Quien me ayudaría
A desarmar tu historia antigua
Y a pedazos volverte a conquistar
Una ciudad quiero tener
Para todos construida
Y que alimente a quien la quiera habitar
Santiago, no has querido ser el centro
Y tu nunca has conocido el mar
Como serán ahora tus calles
Si te robaron las noches
En mi ciudad murió un día
El sol de primavera
A mi ventana me fueron a avisar
Anda, toma tu guitarra
Tu voz será de todos los que un día
Tuvieron algo que contar
Golpeare mil puertas
Preguntando por tus días
Si responden aprenderá a cantar
Recorreremos tu alegría
Desde el cerro a tus mejillas
Y de ahí saldrá un verso a mi ciudad
Santiago, quiero verte enamorado
Y a tu habitante mostrarte sin temor
En tus calles sentirás mi paso firme
Y sabré de quien respira a mi lado

8

En mi ciudad
Canta, es mejor si vienes
Tu voz hace falta
Quiero verte en mi ciudad

Bibliografía

Farge, Arlette
Efusión y tormento. El relato de los cuerpos.
Historia del pueblo en el siglo XVIII
Katz Editores
Madrid, 2008

González Miranda, Sergio
Chilenizando a Tunupa.  La escuela pública en el Tarapacá andino de
1880-1990.  Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, Centro de
Investigaciones Diego Barros Arana».  Santiago, Chile. 2002

9

Guerrero, Bernardo
Pero alguien trajo el fútbol. Deporte y nación en el Norte Grande de
Chile.
Ediciones El Jote Errante. Iquique, 2016

Guerrero, Manuel
Sociología de la Masacre. La producción social de la violencia.
Paidós, Editorial Planeta. Santiago, Chile, 2023.
Joas, Hans
El pragmatismo y la teoría de la sociedad. Centro de Investigaciones
Sociológicas. Siglo XXI Editores. Madrid, España. 1998

Podestá, Juan
Estado, espacio, educación: el etnocidio de los aymaras en Chile entre
1974 – 1985.
Tesis de Maestría. Universidad Libre de Amsterdam. 1985.

Van Kessel, Juan
Holocausto al progreso. Los aymaras de Tarapacá.
Cedla. Amsterdam, 1980

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *