Decauville. «El Laucha, despreocupado de sus palabras, buscaba con ojos ávidos la plata dormida en los rieles, en los vagones decauville, en cualquier trozo de mineral. De improviso dio un salto…» (Caliche. Luis González Zenteno, 1954: 308).
Derripiar. «Los agitados esa noche una novedad: ver a Mister Archy derripiar una fondada.
-¡Estupendo! Competencia de un Hércules con los derripiadores. Esto vale la pena.
-¡Hem! No resulta lo mismo el peso de las palanquetas que el de toda una faena penosa» (Tamarugal. Eduardo Barrios, 1944: 93).
Desenguaraca. «Y al maestro Tornería le piden que apriete una clavija y desenguaraca una llave Stillson de la cintura –dijo Ureña, provocando un aluvión de carcajadas» (Los Pampinos. Luis González Zenteno, 1956: 187).
Destiña. «Y extrajo con las uñas un pitillo.
-Estica, el pasatiempo, quedó de meterte en una cuadrilla de particulares. A la tarde hablaremos con él. No creo que destiña. Ojalá que sea en la mía, para que trabajemos juntos.
¿Trajiste cama?
-No, no tengo cama.
-¿Y dónde voy a dormir, jetita?
-Con el poncho me las arreglaré mientras tanto» (Los Pampinos. Luis González Zenteno, 1956: 174).