Población Jorge Inostrosa

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Cuando le pedí a don Leokán Jaramillo, hombre antiguo y por sobre toda las cosas, de trabajo, que me hablara de la Jorge Inostrosa, me miró y me dijo algo así: «Mire joven, espérese un poco, yo le voy a escribir la historia, y así evitamos que otra gente le cuente cuentos». Dos semanas esperé a don Leokán, tarde, pero llegó. Transcribimos pues en forma integra lo que él ha escrito.
“Hablar de la población Jorge Inostrosa ex John Kennedy, es volver al pasado lleno de lágrimas y también sonrisas, lucha tratando de sacar de este mierdal -como lo dijo Jorge Soria- y convertirlo en zona residencial, lucha entre dos poderes: Luis Jaspard, Intendente -de la Democracia Cristiana- y Jorge Soria -Alcalde- del Partido Socialista. Este tira y encaje entremezclado con política trajo una división muy lamentable, un tercio de los pobladores allí albergados se fue con Jorge Soria a los terrenos de lo que hoy es la Nueva Victoria, un comienzo poco propicio. A comienzo del año 65, vale decir el 5 de febrero de 1965, llegaron a los pies del ex-cementerio Nº 2, más o menos catorce familias erradicadas y trasladadas en camiones por orden de la autoridad local por haberse tomado terrenos al costado del Convento Buen Pastor.

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Este campamento, algo incómodo, por supuesto, por su ubicación, se prolongó algo así como un mes con el consiguiente sufrimiento moral y físico de los afectados.

​En esto de levantar la moral y dirigir, hay que reconocer por supuesto la labor desarrollada por Doña Rosa Contador, nombrada Presidente de Comité por los allí presente. Hubo pobladores que llegaron poco tiempo después, eso no le quita méritos, ya que alguna vez fueron excelentes dirigentes como José Rodríguez, Enrique Márquez, Mateo Esteban C, Oscar Cortez, Marta Farías, etc.

​Posteriormente fueron ubicados en terrenos adyacentes los que fueron marcados bajo las órdenes de don Alberto Cerda, funcionario de Bienes Nacionales. La John Kennedy, empezó su labor colonizadora, se caracterizó en sus comienzos por sus construcciones de maderas, cartones, sacos y un «cuantohay», lo que facilitó que las precipitaciones lluviosas arrasaran en ciertos casos con las humildes viviendas, lo que obligó en oportunidades a una evacuación.

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El Primero de Mayo de 1965 se hizo presente y constituyó en los terrenos destinado a la plaza, don Edmundo Vera Garrido, Abogado, Ayudante de la Intendencia, convocó a los pobladores para que pudieran elegir libremente a los dirigentes de la Junta Vecinal, el acto eleccionario fue de palabra por individuo, y arrojó el siguiente resultado: Presidente: Leokán Jaramillo, Vice: Mateo Esteban; Secretario: Iván Palacios; Tesorero: Manuel Díaz; Primer Director: Enrique Márquez.

En total 16 dirigentes, algo fuera de lo común, pero justificable su participación. Los años trascurridos y la memoria que nos juega malas pasadas es culpable de omitir nombres, lo lamento.

Bueno, esta directiva brilló en esa época, consiguiendo en poco más de un año conquistas que se creían imposibles, tales como agua, teléfonos, luz, recorrido de liebres, arreglo de calles, y posteriormente al inicio de obras de alcantarillado, no todo es color de rosa, y he aquí que para conseguir teléfonos tuvimos que lamentar una desgracia, un incendio que destruyó en cosa de minutos una humilde mejora con dos pequeños en su interior casi bebitos.

​Han pasado muchos años, se han sucedido muchas directivas, y claro, todas han aportado con su dinamismo y entusiasmo al progreso de la población. Hoy se tiene cerca de 10.000 habitantes. Debemos recordar, finalmente, que nuestro pilar de avance, fue don Luis Jaspard D., Intendente de esa época, quien nos prestó todo tipo de colaboración para salir adelante, y también a Edmundo Vera Garrido.

Fuente: Bernardo Guerrero Jiménez, Del Chumbeque a la Zofri, Iquique, Chile, 1990

Aunque las versiones de los vecinos son confusas y contradictorias, especialmente en el caso de los más ancianos, la explicación cierta a esta desaparición total de un cementerio completo es tan pintoresca como extraña, y -por qué no decirlo- también algo macabra: todo el ex N° 2 y lo que por entonces eran sus amplios sectores eriazos con arenales y canteras del entorno, son ocupados ahora por populosos barrios como la Población Jorge Inostrosa y, muy especialmente, el sector de la Villa Progreso, situada con sus pasajes coloridos y polvorosos precisamente encima de donde estuvo el camposanto. Estas poblaciones, además, tal vez sean parte del fenómeno de las primeras experiencias de tomas «modernas» de terrenos con iniciativas de autoconstrucción y organización social concreta.

La consecuencia de este audaz experimento, sin embargo, es que hasta el día de hoy siguen surgiendo en aquellos terrenos los antiguos restos cadavéricos que lo ocuparon por primera vez, especialmente durante excavaciones para trabajos de alcantarillado, además de salir afuera innumerables historias sobre almas descarnadas y pequeños espíritus errando por las casas y calles donde fue interrumpido su sueño eterno»…

Para saber más: El Cementerio perdido de Iquique: Las poblaciones que crecieron entre campos de muertos

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