La densidad heroica del 21 de mayo terminó marcando definitivamente la construcción y constitución de nuestra ciudad. Hay un antes y un después. El Iquique peruano del que tan poco se sabe, encontró en el 21 de mayo su puerta de despedida. Antes de Prat, después de Prat: esos son nuestros ejes fundacionales del nacionalismo chileno en estas tierras. La Esmeralda y su holocausto es la visagra que parte al puerto en dos.
El plano urbano se rebautizó con los nombres de los héroes. La calle 21 de mayo que divide la ciudad en dos, en este y oeste, sirvió para des-peruanizar al puerto. La avenida Arturo Prat y la calle Esmeralda hicieron lo mismo. Covadonga y la Plaza Condell señalan la misma tendencia.
Si nos dieran a elegir que fecha nos sintetiza mejor, esa es el 21 de mayo. El 18 de septiembre, ocupa un importante segundo lugar. Revivir cada año el Combate Naval de Iquique, equivale a ser co-protagonista del aquel hecho épico. Es la fundación del mundo luego que el mar se tragará el cuerpo esbelto y humilde de La Esmeralda. De las cenizas de ésta nace la nueva ciudad. Los poetas mayores harán el resto: Vicente Huidobro, y Rubén Darío. Los nuestros como Alberto Carrizo y Pedro Marambio contribuirán a aumentar la densidad glorifica de ese día.
La ciudad como escenario ordena sus utensilios. Las fachadas de las casas se pintan. Los establecimientos comerciales ornamentan sus escaparates. Guardo en la retina de la infancia las vitrinas de “Las Dos Estrellas”: un largo sable, la mirada azul de Prat, y al fondo las llamas que consumen la vieja corbeta. Cintas tricolores atraviesan las vitrinas de punta a punta. Los más humildes hacen lo suyo. “El Mono Panchito” saluda al héroe.
El 21 de mayo es desfilar por la mañana e ir a La Boya por la tarde. El día está organizado como ningún otro. El 19, las brigadas juveniles, Hernán Trizano, Carlos Condell y Los Cóndores, desfilan frente al monumento. El 20, lo harán las escuelas. El 21 las fuerzas armadas. Pero, el 21 en rigor, empieza un mes antes. En las escuelas, los ensayos son cosa seria. Permítanme un recuerdo. Mayo del 62. Escuela 6. San Martín rumbo al Cementerio 1. Bajada por Bolívar y de nuevo al aula. La mirada atenta de José Coloma, el pie marcando, el un, dos, tres, sobre el asfalto –si es que lo había- o bien sobre la tierra. La muchachada de pantalones cortos, alzada sobre los humildes zapatos, se imaginaba al héroe. La noche del 19 para el 20 era de ansiedad. El 20 nos levantábamos casi con Prat. “Desayunó la gente” gritaba doña Haydee. El pan y el té, era el antídoto contra la fatiga. Una mañana de colores, pero larga como el salto del capitán. Lo demás es historia conocida.
El 21 de mayo puso el nombre de Prat en boca de todo el mundo. Y fueron muchos los padres y las madres que, imbuido de aquel modelo, no dudaron en bautizar a sus hijos como Arturo. Nunca un nombre había sido tan efectivo y tan elocuente. Sin ese acto los padres de Godoy nunca le hubiera puesto por nombre Arturo, ese hijo que imitando a Prat también se inmoló frente al bombardero de Detroit.
Los iquiqueños somos pratistas. La figura del abogado convertido en héroe nos persigue a lo largo y ancho del plano urbano. Escuelas, jardines, calles, pasajes, clubes deportivos, almacenes de esquinas, y de cuanto hay que merezca ser bautizado con los nombres de ese 21 de mayo sirven.
Bernardo Guerrero Jiménez