Iquique Tierra de Campeones

Tierra de campeones

La expresión “Tierra de Campeones” está sustentada en una larga historia de triunfos deportivos. Destacan dos boxeadores iquiqueños que el año 1925 y 1940 disputan tres veces el título del mundo. Estanislao Loayza Aguilar, el Tani, y Arturo Godoy. El año 1972, Raúl Choque se proclama campeón del mundo en Pesca y Caza Submarina (Guerrero, 1992, 2006 y 2007).

Toda esta actividad deportiva estaba sustentada en una sociedad civil que hallaba en el barrio y en sus clubes deportivos, su principal sostén. Una ética amateur en una ciudad que hallaba en la práctica de los deportes la única forma de ocupar el tiempo libre. Una ciudad que teniendo cerca de 50 mil habitantes en los años 60 del siglo pasado, contaba con más de seis recintos deportivos. Hoy con cerca de 280 mil personas, no hay más de tres.

El sector costero agrupaba a tres grandes caletas de pescadores que formaron sus clubes deportivos. De sur a norte: Cavancha (1945), Unión Morro (1933), Estrella de Chile (1924). La Academia de Educación Física (1922) y el Norteamérica (1910) correspondían a clubes que pertenecían a los sectores más acomodados de la ciudad. Hacia el norte Maestranza (1905), La Cruz (1923), Iquiquitados (1948), desplegaron sus acciones sobre la zona obrera y proletaria de la cuidad. Un poco más al centro Jorge V (1926) y Yungay (1905), concentraron a comerciantes y carretoneros. Mas al oriente, Pueblo Nuevo, también crea sus propia organización. Todas las instituciones nombradas aun persisten (Guerrero, 1992). Todas esos clubes se movían bajo una ética amateur que se expresaba en una pasión por el club deportivo que se defendía. Hoy esta ética ha desaparecido en su mayoría. Los clubes tradicionales se sostienen ahora bajo una mezcla de amateurismo. Ayudas de mecenas locales y obtención de fondos concursables.

El golpe de Estado del año 1973, la actual expansión urbana de la ciudad, la aparición del tráfico y consumo de drogas, la migración de los habitantes de los viejos barrios tradicionales a otros sectores de la ciudad, entre otros factores, ha provocado que el barrio que albergaba a los clubes deportivos, viva una crisis de proporciones. La globalización, entre otros factores, ha provocado el aparecimiento de nuevas formas de llenar el tiempo libre. Toda vez que ha instalado nuevas prácticas deportivas más individuales como el skate, el surf, el parapente, entre otros, además de los juegos on-line, configuran una nueva forma de ocupar el cuerpo.

Por otro lado, el fútbol, con toda su maquinaria publicitaria y económica, desplaza a otros deportes masivos, como lo fuera en otros tiempos, el boxeo. La práctica de este deporte se impone sin contrapeso. Los jóvenes ven esta actividad, sobre todo los más pobres, la posibilidad de superar la exclusión y la pobreza. Todo ello en desmedro de otros deportes, y sobre todo de las mujeres. Se dirá que éstas también practican este deporte, pero su número es significativamente inferior. El baloncesto, el voleibol, la natación, por sólo citar tres, no reconocen diferencias de género. Pero se invierte poco en esas actividades.

Lo cierto es que la región ha ido perdiendo competitividad deportiva. Por otro lado, ha ocurrido desde los años 70 un desplazamiento de los clubes de barrios, a las ligas pesqueras y comerciales. Y desde los años 80 hacia las escuelas, sobre todo privadas y subvencionadas. Estas han querido llenar los espacios dejado por los clubes deportivos. Pero más que reemplazar uno a los otros, lo que debiera existir es una complementación.

La relación barrio y escuela hay que reconstruirla a través de políticas educaciones y barriales que provoquen un acercamiento, como el que hubo en los años 60, por ejemplo. Era una relación “natural” dada por el tipo de sociedad que existía: abierta y con un Estado de Compromiso que visualizaba a ambos como caras de una misma moneda. Aquí es donde es preciso señalar que una adecuada política deportiva de la región, debiera apoyar no sólo la actividad física en si, sino que también la institucionalidad deportiva, a la dirigencia, a fomentar la captación de socios y socias, etc.

La destacable historia de Iquique en el mundo del deporte, sobre todo en boxeo, fútbol, natación y waterpolo, caza submarina y básquetbol, que empieza a decaer en la década de los años 70 por múltiples razones, se debió en gran parte a la existencia de un tejido urbano que hallaba en el barrio su mejor soporte. Luego de los años 70, golpe de estado del 1973 incluido, empiezan a desarrollarse otros y nuevos deportes, como el Judo que alcanzan triunfos significativos no sólo a nivel nacional, sino que también internacional. Dentro de los nuevos deportes ubicamos al surf, parapente, entre otros, que obedecen a una nueva condición del mundo globalizado, deportes individuales, cuyo adversario, más que otros, es la naturaleza.

La actuación de Deportes Iquique, ha servido para reverdecer viejos laureles, pero sólo en el fútbol. Y no necesariamente en el amateur. Esfuerzos aislados, por ejemplo, del voleibol o de la natación, permiten abrigar algunas esperanza en torno a estos deportes clásicos. Los esfuerzos por reflotar el boxeo parecen no dar los resultados esperados.

La venta de la Casa del Deportista, en la década de los 90, significó para el mundo del deporte su golpe de gracia. Muchos dirigentes ven en esa venta, una clara insensibilidad hacia esta actividad que encontraban en ese edificio su punto de reunión, en el centro de la ciudad.

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