Fue el Chifa de los años 40. Ubicado en Tarapacá al llegar a Amunátegui, se convirtió en el lugar de celebraciones, sobre todo deportivas. El club Olimpo celebró más de una vez sus triunfos en ese rincón cantonés. El plato favorito era pichones dorados con papas fritas. El «Chino» Castellano era el que imponía el orden.