La Lola


La primera vez que la oí nombrar, fue de labios de un viejo pampino, muy viejo, curvo por los años difíciles ya de contar, fue a raíz de haberse desaparecido un joven de la oficina sin que nadie supiese indagar su paradero, únicamente habían quedado sus enseres en la pieza que ocupaba. Los carabineros en balde hacían averiguaciones, nos interrogaban si sabíamos algo de las costumbres del desaparecido si iba muy seguido al pueblo a remoler. Todo resultaba infructuoso, solamente mi compañero de pieza, decía en voz baja: «se lo llevó la Lola». Hasta que un día teniendo más tiempo para charlar, le pregunté:

– ¿Puede decirme Don Blas, que quiere decir la Lola?, no sé nada sobre eso que Ud., nombra

– Vaya, hijito, se conoce que es del sur. Aquí en la pampa, la Lola se ha llevado a muchos jóvenes que se aventuran en la noche cuando van al pueblo, se dejan tentar por ella, es una mujer que vaga vestida de blanco por las huellas, cerca donde hay finaos y cada vez que divisa a un hombre joven simula el llanto de una «guagua» o un niño y los que se dejan llevar por la curiosidad, acuden donde creen oír el llanto, que  a medida que se acercan se va alejando, hasta que se pierden.

– ¿Y quién es la Lola?

– Dicen que fue la novia de un futre muy mentao, de la oficina X. creo que era gringo, los primeros salitreros que vinieron por estos lados, muy buen mozo, le engañó, él se fue para sus tierras, sin acordarse más de ella, desesperada y de vergüenza ante los comentarios burlescos de toda la gente del Campamento, se suicidó a la orilla del camino por donde acostumbraba a pasar su novio en dirección al trabajo y desde aquella fecha se le ve salir para vengarse de todos los que se burlaron de su desgracia, por eso no conviene ir solo al pueblo.

-¿Cuantos han desaparecido?

-La Pampa es tan grande, hijito, aquí se llega, pero no sabe si podemos salir…

Así terminó filosóficamente su relato Don Blas.
J.D.G. Mapocho, Marzo de 1949.
Tomado de Almanaque Regional 1951
Pág. 111 – 112

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