​Fiesta de la Reliquia de San Lorenzo

En el año 1990 con la presencia del Cardenal Francisco Fresno, se celebró en el Pueblo de Tarapacá los 300 años de la creación de la Parroquia. Desde esa oportunidad ya existía la intención de contar con una reliquia del Santo Patrono.

Es así, que a fines del año 1995, viaja a España el matrimonio devoto Andrés Echeverría Maldonado y Juana Peralta Creus, llevando los documentos necesarios para obtener la Reliquia, los cuales fueron firmados por el Párroco de Tarapacá, Juan Van Kessel y por el presidente de la Fiesta, Fermín Méndez Esteban, y un documento de apoyo a la petición, firmado por el entonces Obispo de Iquique, monseñor Enrique Troncoso.

El matrimonio fue recibido en España por las máximas autoridades eclesiásticas, presidida por el obispo de Huesca, monseñor Javier Oses Flamarique, junto con el Consejo Pastoral Parroquial de la Basílica, quienes ya habían determinado hacer entrega de una pequeña Reliquia, extraída del Hueso Parietal del cuerpo de San Lorenzo.

La reliquia es la única del Santo existente en América Latina.

Desde 1998 (La Estrella de Iquique, 2002) se celebra en el pueblo de Tarapacá la fiesta de la Reliquia de San Lorenzo.

Según el presidente de la Agrupación de Servidores de San Lorenzo y custodio de la imagen, Fermín Méndez (7 de julio 1928 – 12 de enero 2016), luego de la llegada de la reliquia hasta el pueblo, los fieles del santo en conjunto con el obispo de esa época, monseñor Enrique Troncoso, acordaron conmemorar esta fecha el último domingo del mes de abril de cada año.

La fiesta de «La Reliquia» de San Lorenzo al igual que la fiesta grande del 10 de agosto, cumple con los distintos actos tradicionales. La misa de víspera y la entrega de chocolate caliente, el rompimiento del día y la entrega de calapurca, la entrada de los bailes religiosos, y la procesión por las calles del pueblo de Tarapacá, acompañado por los fieles.

Sobre el Culto a las Reliquias

La veneración a las reliquias de los santos es una práctica que se inició desde el año 312 con la llamada “Paz de Constantino”, que significó el fin de las persecuciones de los cristianos y el reconocimiento de los mártires. La palabra reliquia proviene del latín reliquia-reliquiae, es decir, restos; por extensión se entiende como reliquias los “restos de los santos”, que puede ser cualquier parte del cuerpo como huesos u otro fragmento corporal, así como objetos que le pertenecieron y con los que tuvo contacto físico.

A partir del siglo IV se instauraron dos vías para obtener reliquias, unas fueron las obtenidas en las catacumbas romanas y otra su hallazgo, pero en la mayoría de los casos este suceso ocurría de forma milagrosa y por lo tanto se trasladaban a una iglesia para ser veneradas.

(…)

Las reliquias se catalogan de la siguiente forma:

Insignes: Fragmentos de la Santa Cruz o Lignum Crucis, instrumentos de la Pasión de Cristo, cuerpo entero de un santo, como la cabeza, un brazo o cualquier parte del cuerpo que haya sufrido el martirio.

Notables: Huesos más pequeños como los de las manos y pies.

Exiguas: Osamentas de menores dimensiones como un diente o una vértebra.

Por contacto: Se obtienen por el contacto directo entre un objeto o prenda y el cuerpo de un santo, como puede ser un pedazo de tela.

(Sánchez, 2011:88-90)

Para saber más:

Sánchez, G (2011) La santidad fragmentada: las reliquias carmelitas del Convento de San José de Puebla.

Bibliografía:
La Estrella de Iquique, 29 de abril de 2002

www.iglesiadeiquique.cl

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *