Belén de Sárraga

1874-1951

Un gran acontecimiento fue para Iquique la llegada de la distinguida conferencista señora Belén de Sárraga, el 8 de Marzo de 1913.  Recordamos que en su primera conferencia dictada en el Teatro Municipal, que se encontraba con sus localidades completamente ocupadas por distinguidas familias y numeroso publico, apareció en el proscenio la señora de Sárraga, acompañada del Primer Alcalde don Pedro C. Guldemont, quién la presentó en un lucido discurso que arrancó entusiastas y merecidos aplausos.

La señora de Sárraga inició su conferencia aludiendo en primer lugar a la mujer chilena y dedicándole frases llenas de cariño.  Saludó después a Iquique, su sociedad y  pueblo.  Todos los concurrentes la escuchaban con interés y el silencio se hizo completo cuando la oradora desarrolló su tema “Evolución Religiosa”, disertando extensamente sobre el origen  de las religiones, desde el culto primitivo y la adoración al sol.

Todas sus conferencias constituyeron un completo éxito.

Como es  natural, las conferencias de la señora Belén de Sárraga revolucionaron el ambiente, desarrollándose tanta exaltación entre los elementos de ideologías avanzadas como entre los católicos.

Como una manifestación de desagravio a la religión católica, el Obispo Monseñor José María Caro dispuso que se celebrara una gran procesión que, fuera de lo acostumbrado en estos actos, recorrió numerosas y las más centrales calles de la ciudad.  En la calle Baquedano se situaron muchos jóvenes exaltados que vivaban a doña Belén de Sárraga, lo que dio origen a un incidente grotesco, pues las señoras que formaban la  procesión abandonaron sus filas y con ramas de palmeras atacaban a los contramanifestantes.

Luis Emilio Recabarren invitó a la española a Iquique, a través de este telegrama:

“Iquique, 23 enero 1913

Señora

Belén de Sárraga

Hotel Oddó

Santiago

Socialistas Iquique tendríamos placer en escucharla. Agradeceríamos anunciarnos si podría venir.

Luis Emilio Recabarren”

Feminista, anticlerical, esta española recorríó las oficinas salitreras acompañada por el padre del movimiento obrero, familiarmente conocido como don Reca.

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