Semana Tarapaqueña

​Los iquiqueños, al igual que los humildes cuando llega el Año Nuevo, han vestido sus mejores galas para presentar en una Semana Tarapaqueña, a la opinión del país, su realidad. Se ha elegido una Reina juvenil y hermosa, que es digna exponente de la belleza de las mujeres nortinas; se ha preparado una Exposición Industrial –que pese a lo breve del tiempo en que se gestó, es una demostración clara de que Tarapacá puede producir mucho- y también se han programado diferentes actos artísticos para aseverar una vez más que los habitantes de esta Provincia saben vibrar con las diferentes expresiones del Arte.

Muchos han sido los sacrificios que ha costado a los organizadores de estas jornadas su realización. Muchos los desvelos, demasiadas las preocupaciones. Pero ya está su obra realizada, tangible y material, diciéndoles a los eternos pesimistas que cuando a una obra se le pone el hombro con decisión, las dificultades se achican, se empequeñecen. Que sirva como ejemplo para planes mayores. Tarapacá necesita muchos de estos hombres, de los que acometen una tarea sin pensar en su magnitud ni en los sacrificios y dificultades que ofrece, para salir de su actual situación.

Sabemos que en este suelo nortino existen muchos de estos hombres, que maniatados por una modestia que no debería existir, aún no participan en la lucha por llevar a un mejor nivel a Tarapacá. Que la Semana Tarapaqueña sea su punto de partida entonces para hinchar el pecho y pregonar su capacidad para  demostrar su cariño a la tierra que actualmente los cobija y les da sustento. Como a ellos, creemos que esta Semana Tarapaqueña debe servir también para que los que siempre se han repantigado en un cómodo sillón a presenciar cómo se derrumban las ilusiones de los demás en el sentido de que la Provincia progrese, dejen de mano su actitud y se sumen al grupo que actualmente labora sin descanso para que este terruño no sea una cosa mejor.

Tarapacá ha dado mucho al país y merece que éste ayude ahora su salvación, pero no por ello sus hijos deben esperar que esa ayuda se haga real de la misma manera que los animales domésticos esperan que sus amos les traigan que comer. Deben esforzarse. Luchar con ahínco por este suelo generoso. La Semana Tarapaqueña es una clara demostración de su capacidad y los nortinos deben abrir los ojos en esta ocasión para darse cuenta que definitivamente deben entrar a poner el hombro a la tarea de hacerla más grande y rica.

Tomado de la revista «Semana Tarapaqueña».
Iquique, Chile, 1959.

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