Mamiña, tierra de músicos

Cuantas veces nuestro corazón se ha henchido de emoción, al ver desfilar en correcta formación, a ese grupo de músicos que domingo a domingo golpean el pavimento de la Plaza Prat en la ceremonia de izamiento del Pabellón Nacional.

No sé, si admirar más la gallardía militar de su formación o la justeza de sus interpretaciones musicales.

Porque, bien vale la pena meditar un rato y ver con qué fervor, con qué precisión ese grupo de soldados de rostros morenos algunos, tan pronto hacen sonar sus instrumentos, como al instante realizan un giro a paso regular para formar el cuadro que han de mantener durante su tocata.

Es así amigo lector, cada domingo un grupo de rostros morenos, tal vez por la acción de este sol nortino y salitroso, nos ofrece un doble espectáculo de marcialidad e interpretación.

Y a lo mejor, Ud. no sabe que eran número de los ejecutantes de las Bandas de las Unidades de la Guarnición Militar, son chilenos nacidos en estas tierras que, como trozos de vergel, están enclavadas entre los cerros de nuestra cordillera andina.

Y desde estos campos, han bajado a la ciudad, chilenos como Caqueo, Bacián, Estica, Cholele, Caipa y Capetillo, que reconocidos por su valer musical, han sido incorporados a las distintas bandas instrumentales. Y Mamiña fue su cuna, y Mamiña, sigue aportando una valiosa cuota de intérpretes musicales que han de dar prestigio a este recóndito lugar que, además de sus aguas termales, nos ofrece esta otra no menos valedera cosecha de músicos que irán a lucir la tenida militar para mayor gloria de nuestro Ejército.

Trasladémonos a su terruño y sepamos que cuando los señores turistas realizan sus diarios paseos por el Pueblo en el atardecer, suelen escuchar algunos acordes monótonos de ciertos instrumentos musicales: son notas que escapan por las pequeñas ventanas de las rústicas moradas mamiñanas.

Son los jóvenes nativos, que, reemplazando las quenas melancólicas, están repasando las lecciones señaladas por Emilio Luza o Francisco Caqueo, maestros instructores de larga tradición. Y su empeño y entusiasmo es cada vez mayor, porque no desean perder ese presagio al mantener un semillero de músicos que irán a reemplazar en fiestas y ceremonias, a los intérpretes adultos que por sus progresos y adelantos, han debido emigrar a las ciudades para formar parte de los orfeones militares.

Mamiña cuenta entre sus pobladores, a seres con sentido musical innato, que se manifiesta en el permanente silbar de los niños y jóvenes en sus paseos por las calles o durante el trabajo en sus chacras, entonando las melodías en boga.

De ahí entonces, que no resulte extraño escuchar los diarios ensayos en procura de aprender a tocar algún instrumento que ha sido adquirido por ellos mismos a pesar de su elevado costo.

Este interés y entusiasmo por la música, ha quedado comprobado con la feliz participación que ha tenido una familia digna de mención como es la formada por los hermanos Victoriano, Braulio, Rómulo y Teófilo Caqueo, que cumpliendo en forma brillante su carrera militar, jubilaron como Directores de Bandas en las Guarniciones de Iquique, Arica, Copiapó y Valparaíso, lo que ha llenado de orgullo a toda la población mamiñana, constituyendo los 4 hermanos Caqueo, junto a Eliseo Bacián, Zoilo Bacián, Baldomero Cholele, José Capetillo, hermanos Caipa, Emidgio Bacián, y otros músicos no menos destacados que laboran en diversos puntos de la región salitrera nortina, ejemplos dignos de imitarse, y, creo yo, que no es otro propósito ese diario sonar de trompetas, barítonos, requintos y trombones que en los diarios ensayos parece decir. Si se trata de músicos, Mamiña siempre está presente.

Y tal vez, esta preocupación por cultivar el arte de la música, sea un descanso reparador para estos labriegos que, así como sus toscos puños empujan una pala o azadón, para remover sus sembríos, ellos se vuelven lozanos y delicados, para presionar las teclas de sus instrumentos que se convertirán en acordes de gratas melodías. Y dirían como el poeta, estas sentidas estrofas:

Mamiña querido

Yo siempre te recuerdo

Al cantarte mi pueblo natal

Mi alegría se transforma

En llanto, y

A veces no puedo cantar.

Tus aguas pueblo de mi ensueño

Mi cuerpo, muchas veces refrescó

Evocando tus calles y caminos

Hoy te canta tu hijo trovador.

Mamiña, octubre de 1962.

Luis A. Astorga Albis, Director Escuela Pública.

El Tarapacá

Domingo 21 de octubre de 1962, Año LXIX, N°23.230, p. 10

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