La música es el sonido de la cultura, pues no es sólo creación, sino también el reflejo de un pueblo. La región de Tarapacá es definida por sus ritmos, que dan cuenta de su historia y de quiénes somos parte de ella. Tarapacá ha sido escenario de diversos ritmos en contextos históricos variados, pero siempre con cierto tinte que la distingue.
La música local, nunca renegando de sus orígenes e influencias, ha sabido posicionarse como canalizador de la identidad local y, por lo mismo, es parte insigne del patrimonio tarapaqueño. Bien sabido es que la región tiene un fuerte lazo con la cultura andina y sus expresiones principalmente musicales, sin embargo, Tarapacá ha tenido nuevas facetas, dando paso a nuevas voces y nuevos ritmos en el contexto del mundo globalizado.
El Folclore Tarapaqueño
Es inconcebible pensar en Tarapacá y no asociarlo a los Andes, pues históricamente este ha sido el lugar de confluencia de pueblos de costa, pampa y altiplano. Así, desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad, la música folclórica de Tarapacá se ha ligado al mundo andino, pero siempre teniendo un sello local que la distingue de sus pares y vecinos.La música folclórica de la región no sólo contempla ritmos netamente indígenas o étnicos como podría pensarse, sino que es más bien el resultado de la interacción entre diversos instrumentos, ritmos y tradiciones. La influencia andina se intensificó en el período salitrero, pues la región recibió a miles de inmigrantes, principalmente provenientes de Bolivia y Perú.
El folclore tarapaqueño es justamente el producto de años de sincretismo, el resultado de cada personaje y cada tradición que ha puesto su grano de arena para crear lo que hoy conocemos como nuestra música. Los ritmos folclóricos locales trascienden de su tiempo y espacio, pues son el reflejo de una cultura que, contra las adversidades de la globalización, ha sabido posicionarse y mantenerse en la identidad de cada hombre y mujer de Tarapacá.
Ritmos urbanos
La globalización no ha estado ausente en la región y, sin duda alguna, ha traído nuevos ritmos que ya son parte de la idiosincrasia local. Desde las añoranzas de la pampa, hasta los ritmos electrónicos de hoy, la música tarapaqueña se ha influenciado por ritmos que van más allá de nuestras fronteras. La pampa salitrera, por ejemplo, recogió el Tango, el Vals peruano, los Boleros, el Foxtrot y el Charlestone, sólo por mencionar algunos, para establecer lo que hoy conocemos como la música pampina.
Ahora bien, las influencias extranjeras han sido más potentes en lo contemporáneo, especialmente con los ritmos mayormente juveniles. El hip hop y el rap son, sin duda, los ritmos más insignes de los nuevos tiempos, especialmente en Iquique. Fundado y practicado como un ritmo urbano, el hip hop encontró en Iquique su lugar y ha sido el medio de expresión de muchos jóvenes y de su realidad social. Desde los años 90’s se empezó a dar un auge de este estilo de música, que con el tiempo, y con la consagración de grupos tan insignes como Eskina Familia Skuad, pasó a transformarse en un verdadero estilo de vida para muchos iquiqueños.
El rock también ha tenido protagonismo en la región, con especial apogeo entre las décadas de 1960 y 1970. En sus diversas facetas, el rock se ha desarrollado en la región probando mezclas de ritmos, abarcando una amplia gama de variedades que difícilmente podríamos delimitar.
En fin, nuestra región es tan creativa en lo musical como fiel a su raíz. La música y la fiesta nunca han estado ausentes en nuestro vivir, por lo que uno de nuestros patrimonios más valiosos, y que trasciende en el tiempo y en el espacio, es justamente nuestra música y todo lo que ella conlleva. Nuestra música es el sonido de nuestra identidad.