¿Qué características tienen los habitantes de las regiones del país que constituyen a tu parecer un gran aporte a la identidad nacional?
La así llamada identidad nacional es un invento de la elite radicada en Santiago. Lo nacional es un esfuerzo por unir muchos territorios y culturas diferentes entre si bajo el manto de la idea de Chile. Por lo mismo, y en esta caso, que es el que conozco, el Norte Grande, desde su historia y sus identidades ha desafiado e incomodado a esta idea hegemónica que se construye. Desafía al Chile huaso, por ejemplo, con la fiesta de La Tirana, o bien con el color de nuestra piel. Chile es un país de regiones, pero sus aportes son invisibilizados por el dominio de Santiago en tanto región que se atribuye la cualidad de lo nacional. Y eso es incorrecto. La prensa, la radio, la TV habla de aquello que ocurre en Santiago como si fuera lo nacional. Al ver las noticias por la mañana en los canales de TV siento una tremenda pena por los santiaguinos. Para ellos la vida es muy dura.
El aporte de lo regional es decir que hay varias identidades que habitan en el país. Pero eso está invisiblizado. Nada se sabe de la fiesta de La Tirana por ejemplo, o bien de la vida cotidiana de un magallánico.
Los extranjeros le reconocen a los chilenos su gran entereza al afrontar catástrofes naturales ¿Crees que es una características de la gente de las provincias y que los santiaguinos la hemos incorporado?
Las grandes catástrofes nos han hecho concebir la vida en una especie de eterno presente. Es una amenaza constante que activa a su vez, un espíritu comunitario que creíamos perdido por la ética del neo-liberalismo. En el Norte Grande, gracias a la existencia de estructuras como los clubes deportivos y los bailes religiosos, existe una ética del nosotros que se reproduce en situaciones como los terremotos o sunami. Los desastres naturales nos recuerdan la fragilidad de la vida y por lo mismo, es la religiosidad popular la que sirve para como dispostivo que dinamiza esta ética colectiva. Esto es más evidente por cierto en los sectores populares. Y estos sectores están presentes en todo Chile. Santiago no es un todo homogéneo. Es tal vez de todas las ciudades de Chile, la mas desigual. Los pampinos que llegaron a Santiago luego de la crisis de los años 30 y los campesinos expulsados del campo, conformaron un Santiago popular que aun es posible de encontrar. El golpe de Estado de 1973 y el consumo de drogas, como la pasta de base, debilitó esa ética comunitaria.
El espíritu solidario también es reconocido. ¿Crees que también es una cualidad que viene de regiones? ¿En qué se nota?
CHile se gue haciendo desde sus regiones extremas. El Norte Grande, con sus riquezas del salitre y el nacimiento del proletariado patentó un espíritu solidario cuya máxima y drámatica expresión fue la gran huelga del 21 de diciembre de 1907, conocida como la matanza en la escuela Santa María. Obreros chilenos, peruanos, bolivianos y argentinos mueren todos juntos.
Ollas comunes, rifas, platos únicos expresan esa solidaridad. Como escribí más arriba, esos obreros una vez en Santiago, recrean todo aquello. Las tomas de terrenos, para conseguir el sueño de la casa propia, no se puede entender sin la épica de la fundación: luchar contra las inclemencias del tiempo, entre otras, ya sea en el desierto o bajo la lluvia. El mapuche y el aymara, por sólo nombrar dos pueblos nos enseñan que la visión del mundo que poseen no se puede entender sin la solidaridad y la reciprocidad.
¿Lo mismo paso con el esfuerzo por progresar y aportar a nuestras comunidades?
La historia del Norte Grande está llena de épicas y de luchas contra el centralismo. Al Norte Grande, el Estado lo abandona en la crisis de los años 30. De allí la expresión la Cenicienta del Norte. Santiago es la Madrasta, Lima, la madre. Eso explica la vigorosa identidad cultural nortina y el recelo hacia Santiago. Las regiones se han construidas sola, con muy poco apoyo de la capital.
¿Qué otras cosas deberíamos aprender los capitalinos de las personas de regiones?
Se debe aprender del orgullo de habitar territorios con geografía a veces ruda. De poseer raíces en el caso del Norte Grande de más de 8.000 años de antiguedad. De saber que la vida es frágil y por lo mismo hay que desarrollar un espítu festivo. Aprender que dormir una siesta es un mandato no sólo del cuerpo sino que también del alma. Aprender que tenemos héroes más allá de lo militar como nuestros grandes deportistas como el Tani Loayza y Arturo Godoy. Aprender a dialogar con el mar, el desierto y la cordillera. Aprender que los chilenos somos una nación en plural que cada día se va enriqueciendo con el aporte de los nuevos migrantes. Que somo casi por acta baustimal una nación multicultural.