En la comuna de Pica, entre el poblado de Pica y Matilla, al lado de la quebrada de Chintaguay, se encuentra el Valle de Quisma, donde a finales de 1912 llegó Santa Rosa de Lima, Patrona de las Américas, para convertirse en la patrona del Valle.
Empezando el siglo XX, el Valle de Quisma era un vergel; su población de 800 habitantes se dedicaba al cultivo de frutas y verduras que eran comercializadas en las oficinas salitreras. En esa época, los vallesteros decidieron construir una iglesia, debido a que para asistir a los oficios religiosos, debían trasladarse a Pica o Matilla.
En esa época llegó de visita al Valle, Rafaela Gallegos de la Hoz, distinguida dama de la sociedad limeña y madre de la esposa del Rector del Liceo de Iquique, quien se convertiría en madrina de confirmación de Herminia Valdivia, niña que en esa época tenía 11 años.
Rafaela, al percibir los trabajos de construcción del templo, preguntó al pueblo el nombre del Patrón o Patrona del lugar, a lo que se le respondió que no había. Por consiguiente, ella ofreció una imagen de Santa Rosa de Lima que tenía en Perú en una hacienda de su familia.
Cuando Rafaela Gallegos de la Hoz debió regresar a Lima, llamó a su ahijada Herminia y le dijo:
“Quiero encomendarte una tarea. Yo enviaré a Santa Rosa de Lima, Patrona de las Américas, es una imagen muy hermosa y querida de mi familia y quiero pedirte que tú como mi ahijada sepas cuidar de ella mientras tengas vida”.
Había pasado largo tiempo de la conversación entre Rafaela y Herminia, cuando llegó un telegrama despachado desde Lima, indicando el nombre del barco y la fecha en que se enviaba la imagen al puerto de Iquique.
Esa es la historia del por qué el Valle de Quisma tiene como Patrona a Santa Rosa de Lima. Incluso después de 1925, cuando el gobierno de ese entonces, decide quitarle el agua al Valle de Quisma para trasladarla a Iquique, provocando paulatinamente la sequía y la ruina, solo quedó en pie la Iglesia del lugar, donde todos los años cada 29 y 30 de Agosto llegan los vallesteros a celebrar la fiesta.
Fuente: «La niña Herminia», de Mario Asvildo González Valdivia.
Eco Pampino, N° 30 Agosto, 2007.