Hubo otros tiempos, ya lejanos, en que la fiesta de La Tirana era radicalmente diferente a lo que es hoy. Obviamente, el paso del tiempo hizo de ésta uno de los eventos religiosos más visitados a nivel nacional, pero esto significó además grandes cambios para la antigua forma de llevar la fiesta. En el ámbito musical, estos cambios se hacen aún más evidente. Se cuenta que en sus inicios, La Tirana no contaba con las actualmente icónicas bandas de bronces, sino que su música era principalmente percusión, a la cual se le acompañaba con el tífano, popularmente conocido como pito. Este instrumento se introdujo en la cultura popular de la región gracias a las salitreras, donde bajo el proceso de chilenización del Norte Grande, se instauraron en diversos poblados de la pampa bandas de guerra. Por su simpleza y agudo sonido, el pito se convirtió en un instrumento muy popular, por lo que sólo fue cuestión de tiempo para que ampliara su presencia a otros contextos.
Es así como el pito llega a La Tirana. En sus inicios, la fiesta sólo contaba con unos cuantos tipos de baile, entre ellos los Pieles Rojas, los Morenos y los Promeseros, todos originalmente musicalizados al ritmo del pito. Sin embargo, las influencias musicales extranjeras, particularmente de Bolivia, introdujeron en Tarapacá nuevos ritmos y bailes, acompañados de las bandas de bronces. Con el tiempo, la práctica de los Bronces se empezó a masificar, y teniendo en cuenta que su sonido es mucho más fuerte y grave que el del tífano, poco a poco empezaron a desplazar a la sonoridad originaria de la fiesta de La Tirana. Ahora bien, la opacidad que ha sufrido el pito (y los piteros) no sólo se justifica en lo meramente sonoro, sino también en el interés de las nuevas generaciones por instrumentos que parecen ser más llamativos, como lo son las trompetas, trombones y tubas, por mencionar algunos. Esto ha hecho que tanto el crecimiento de las bandas de bronces, así como el decaimiento del tífano vayan progresivamente avanzando.
En la actualidad, sólo un par de bailes mantienen piteros entre sus filas, dotando a La Tirana de no más de una decena de estos músicos provenientes de distintos puntos del Norte Grande. Ante esta situación, los pocos piteros que quedan abogan por mantener las tradiciones originarias de la fiesta de La Tirana, por lo que su esfuerzo hoy en día está en traspasar esta práctica a los músicos más jóvenes.