Héctor Rodríguez nació en un conventillo en el Barrio Plaza Arica.
Conocido por todos como el ‘Manicero’, apodo que desde su niñez se ganó, cuando ayudaba a armar bolsitas de maní a un manicero en Plaza Arica.
Desde los 2 años se ‘puso en las filas’ de los chunchos, baile al que pertenecía su madre. Además, fue bailarín moreno y piel roja. De hecho, fue caporal de los Pieles Rojas Cruzados.
En cada baile que promesaba o dirigía, enseñaba y adaptaba los cantos provenientes del libro de cantos chuncho de su madre.
A los 18 años ingresó a la Fuerza Aérea de Chile en la que llegó a ser teniente. Los 30 años que permaneció en servicio debía ‘arreglárselas’ para cumplir con la Chinita cada año.
En la década del 50’ visitó la ciudad de Iquique una Diablada de Oruro. A partir de esa presentación surgió la idea de crear una diablada que sirviera a la Virgen del Carmen.
Es así, que el 16 de julio de 1957 fundó la Sociedad Religiosa Servidores de La Virgen del Carmen, La Primera Diablada de Chile junto a Gregorio Órdenes, más conocido como el Goyo.
Héctor Rodríguez fue un gran innovador de la fiesta, al incorporar este nuevo baile con sus movimientos y sonidos de bronce. Además, fue quien incorporó la luz como parte integral de los bailes, al ser el primero que llevó a la virgen en el anda iluminada con una ampolleta a base de pilas.