Personas que han sido reconocidas por la región a lo largo de la historia.
La que murió de amor: La Loca de los gatos
Quiso a los gatos como si fuera loca. Ellos la acompañaban por las veredas de la vida envuelta en vino tinto, harapos y garabatos. Recorría
Marraqueta: el día en que asesinaron a John F. Kennedy
Marraqueta se caminaba las calles de Iquique arrastrando su inmensa humanidad como quien lleva un saco de papas. Corto de genio y escaso de palabras,
La identidad disputada: Chiricaco v/s Chiricaco
Jamás imaginó el pescador de Tocopilla, al ver al chico que intruseaba entre sus artículos de pesca, que al bautizarlo como Chiricaco, por su tremendo
El Casanova iquiqueño: Che Carlos
Che Carlos parece no entender esta ciudad. La Plaza Prat y su paseo dominical donde la sociabilidad iquiqueña circulaba los domingos por la noche, ya
El sonido de los pies descalzos: Patecuete
Murió como un hombre alejado del homenaje y del estrépito; es decir: murió solo. Solo con su locura a cuestas. Sólo con su mirada puesta
Mi amigo Cayo-Cayo
Hay difuntos inolvidables y mi amigo Cayo-Cayo es uno de ellos. De sorpresa, como siempre, la muy cobarde parca se llevó a mi amigo Cayo-Cayo.
El jazz con cacho de toro: El Familia
Lo veíamos grande como el cerro desde la piedra en la que nos sentábamos en la puerta de la casa. Asomaba por Errázuriz con su
Ginivé, por el amor de una mujer
El año 1942, una hermosa mujer es proclamada reina de la primavera. Su nombre: Gini. Su apellido: Vé. Su belleza cautivó a todos los iquiqueños.
Mujer y borracha: La tonta Juana
De figura alta y enjuta, cabellera despeinada y ojos perdidos en vaya a saber uno qué sueño o pesadilla, la tonta Juana se caminaba las
Chilenito: Ernesto Bernal
Los personajes como Chilenito, que habitaron nuestra geografía urbana, no murieron, desaparecieron. De la noche a la mañana o vice-versa, nos abandonaron. Dejaron de andar
Huidobro: Puteando a los fantasmas
Huidobro pelea con sus fantasmas, que deben ser muchos. Habiendo tanta gente con quien pelear, arremete -según cuenta la gente, generosa en los decires cuando
«No agarro»: Agüita
En los años sesenta deambulaba un personaje por nuestras calles sin asfaltar, uno de esos hombres que la cultura local aceptaba y toleraba antes que
Chicote, bromear con la muerte
Chicote fue bromista hasta con la misma muerte. La pluma de Juvenal Jorge Ayala lo retrató de esta manera: Una vez falleciste cortejo triste, raro
Manolito: El baila solo
Tiene la mirada perdida en no sé qué mundo. Se viste -a pesar de sus años- como colegial de enseñanza media y transita por las